jueves, 8 de agosto de 2019

Skyline de Benidorm, desde Sierra Helada. Foto: J.M. de la Riva Ámez.
 
LA VIVIENDA UN ELEMENTO VITAL
 
Nuevamente nos echamos las “manos a la cabeza” con la situación del “mercado” de la vivienda.
 
Las estadísticas sobre vivienda se “afilan” en función de múltiples variables.
Es difícil entender, tras el proceso vivido en España con la “burbuja inmobiliaria” más reciente, pues hemos tenido alguna más en los últimos 25 años, que no hayamos definido una estrategia sobre el problema de la vivienda y eso teniendo en cuenta la experiencia acumulada en las diferentes crisis vividas.
Una referencia fundamental, a tener muy en cuenta, es que nuestro PIB depende de la construcción entre 4,5 % y 5,6 %, lo que supone, prácticamente, el doble que el sector agrícola, en torno al 2,7 %. Lo que hace que no se debe analizar tan alegremente, como a veces se hace, este problema tan sensible.
Pues bien, ¿a qué viene alarmarse porque la compra de vivienda cae en junio, en torno al 9%, y se frena de forma contundente en el primer semestre de 2019, con respecto al primer semestre de 2018?
Si miramos el mapa de nuestro territorio, España, observamos que las compraventas donde más bajan son las zonas más pobladas, que también donde se realiza más inversión al amparo del crecimiento de los alquileres, y sin embargo son Extremadura, La Rioja y Castilla La Mancha, donde más operaciones se producen. Seguramente tiene que ver con algunos elementos que citaré a continuación.
A veces se nos escapa que la vivienda en España es un “refugio” de ahorro/inversión para muchas pequeñas economías, y si tenemos en cuenta que los salarios llevan en “caída” desde hace 10 años, es entendible que el ahorro haya disminuido considerablemente y por tanto el “modelo” se va desencajando. También parece que los Fondos de Inversión (conocidos como “Fondos Buitre”, como si en el resto de los espacios de inversión fueran “Fondos Paloma”), se apresuraron a realizar inversiones, como es su costumbre, en un “nicho” con altas expectativas de rentabilidad (que a eso se dedican los Fondos, no son “hermanitas de la caridad”) y en estos momentos están expectantes, ante la ausencia de Gobierno estable en España, y especialmente sin un modelo económico con el que realizar los análisis de inversión, pues parece que no será igual un Gobierno en coalición con Unidas Podemos, que en solitario del PSOE, con abstención de la derecha, que la posibilidad de nuevas elecciones.
Todo lo anterior nos conduce a que, en estos momentos, nadie hace inversiones sin referencia clara del marco económico. Ni los pequeños ahorradores que no tienen claro cómo van a evolucionar sus salarios, ni los Fondos que no tienen referencias económicas firmes ni a corto ni a medio plazo. Por tanto hasta que la coyuntura económica no recupere la normalidad va ser difícil que la venta de viviendas se normalice.
Finalmente. Sería razonable que nuestros gobernantes fueran capaces de diseñar una estrategia sobre la vivienda que resuelva la necesidad de vivienda, de la que habla el artículo 47 de la Constitución, que nada tiene que ver con la inversión en la misma, sino con el problema que tienen muchas familias y que por muchas viviendas que se construyan, por mucho parque de vivienda sobredimensionado que tengamos, la solución para los que no tienen acceso a ellas, es irresoluble.
Se ha dicho, hasta la saciedad, que la solución pasa por un parque importante de vivienda pública en alquiler, que el actual de España está a muchísima distancia del de la mayor parte de los países europeos de nuestro entorno.
Un dato importante es que en España hay un 83 % de vivienda en propiedad y un 17 % en alquiler, en Francia es un 62 % en propiedad y 38 % en alquiler, en Alemania la propiedad se sitúa en el 53,2 % y el alquiler un 46,8 %, finalmente la “capitalista” Suiza tiene un parque en propiedad del 44,3 % y en alquiler del 55,7 %.
Por tanto parte de esa estrategia debería pasar por una alternativa comprometida sobre el suelo público, con una legislación que impida que las administraciones puedan vender el mismo, mediante una Ley Orgánica, o mediante una enmienda constitucional que así lo ampare. Además aprovechando que la SAREB es una Sociedad básicamente pública, se entiende mal que no ponga esos activos que gestiona a disposición de una política de alquileres a través de los Ayuntamientos donde se encuentran, que permita resolver los problemas de vivienda de muchas familias. Eso precisa de una reorientación de dicha sociedad, la SAREB, y la constitución de Consorcios que gestionen el alquiler en los diferentes municipios.
Seguro que hay muchas propuestas más acertadas, pero lo importante es ponerse…”manos a la obra”.
José María de la Riva Ámez
Profesor de Geografía